La Dialéctica de Platón
La Dialéctica de Platón a través del encuentro entre las oralidades: poético-mimética, retórica y dialéctica.
En la Antigua Grecia se vivió una revolución cultural debido que en ese preciso momento histórico, toda una civilización pasó de la comunicación oral a la comunicación escrita y en coetáneo la reflexión sobre la naturaleza dio un viro racional. Se dejó de explicar los fenómenos naturales y el acontecer humano con mitos para dar paso a una explicación basada en la razón o logos; mientras se daba nacimiento a la escritura. Este cambio paradigmático propició el surgimiento de una nueva técnica de comunicación para transmitir el nuevo modo de habitar el mundo. El historiador italiano Giovanni Reale distingue tres tipos de técnicas orales usadas por los griegos: la poético-mimética, la retórica y la dialéctica. La oralidad poético-mimética es la forma más antigua y es usada por los poetas, la oralidad retórica es la técnica de los oradores o sofistas, y la oralidad dialéctica es el método creado por los filósofos para la transferencia de la verdad basada en la racionalidad. El presente ensayo explica qué es la dialéctica de Platón a través del encuentro entre dichas oralidades.
En los tiempos de Homero la poesía era la fuente principal de conocimientos históricos, políticos, morales y tecnológicos de la comunidad [1]. De hecho, sus poemas eran considerados como historias reales en donde sus personajes fungían como un modelo de comportamiento moral. Esto debido a que eran transmitidos vía oral de generación en generación, por lo tanto, estaban impregnados en la memoria de los griegos. Conocer algo de manera oral es cargarlo contigo en el inconsciente para que de pronto pueda ser recitado cuando sea necesario. El recitar poemas era enseñado por los poetas; volviéndolos el principal motor educativo de la sociedad griega. La moral de los poemas homéricos estaba llena de actitudes bélicas, heroísmo, pasiones y actitudes de los dioses que los ciudadanos de la polis griega imitaban.
Imagino que la vida en la Grecia Antigua era como un recital de teatro perpetuo, en donde al hablar de dioses o héroes, los ciudadanos se convertían en algún personaje mítico; interpretando sus poemas e imitando sus actitudes.
Sobre la imitación procede la crítica de Platón hacia la oralidad poética-mimética: “(…) porque creía que la imitación lleva exactamente a la identificación emotiva, y en consecuencia, también a la asimilación de los modos de ser y de pensar (…) los cuales provocan daños intelectuales y morales en el hombre” [2]. Platón crítica a los poetas por esparcir saberes que son meramente una imposición de un actuar basado en inspiraciones que no obedecen a un proceder racional.
La oralidad retórica era del dominio de los sofistas. Ellos eran principalmente políticos o maestros de la elocuencia pública, que no se preocupaban por alcanzar una verdad objetiva o moral, sino que su preocupación era influir en las masas. El proceder sofistico es de carácter relativista ya que considera que no existe verdad objetiva. Creen que la verdad no se puede conocer, y si sí, que no se puede comunicar. A diferencia de la oralidad mimética que está cargada de valores, la oralidad retórica se encuentra vaciada de formas de valor. En otras palabras, la ética sofista es circunstancial, por lo que carece de un criterio moral absoluto [3]. La intención de la retórica es únicamente la de persuadir almas. La crítica de Platón a la oralidad retórica gira en torno a su intención, que al ser meramente de índole persuasiva, su producto no tiene relación con un saber objetivo o moral; ya que niega cualquier conocimiento de verdad y es una mera opinión.
Platón se encuentra entre dos posturas de oralidad: una representada por los poetas y la otra por los retores. A los poetas los consideraba un mal ejemplo para la sociedad por su exceso de formas de valor y falta de racionalidad, y los sofistas, los consideraba malos guías por la falta de valores y exceso de opinión. Contrarrestar ambas posturas no es tarea fácil ya que por un lado debe guiar mediante la racionalidad, y por otro, llenar de valor el producto de la razón. La solución a dicho encuentro se manifiesta en el método dialéctico que rescata las características de la retórica en cuanto a su elocuencia y persuasión, y además, rescata las formas de valor por el lado de la oralidad poético-mimética.
Según Lesky el método dialéctico cuenta con dos elementos fundamentales: “la división de los conceptos y la reunificación racional de lo separado” [4]. Platón en su obra del Fedro explica que para llevar a cabo el método de unión y división debemos tener una visión de conjunto[5] la cual incluya toda las partes y se ejemplifique en una idea de totalidad que abarque el objeto de conocimiento en su máxima expresión. Recíprocamente, dividir las ideas[6] siguiendo sus articulaciones de manera natural sin quebrantar sus partes hasta alcanzar las ideas singulares ya no divisibles o conceptos. Pero además del proceso de división y reunión, Lesky menciona que el orador debe conocer la esencia de las cosas de las que habla, y que la retórica debe mediarse por la dialéctica para realmente llegar al conocimiento[7].
¿A qué se refiere Lesky al hablar de esencia y conocimiento?
El libro del Fedro evidencia la postura de Platón respecto al saber epistemológico y metafísico, en donde habla sobre el conocimiento y la esencia. Se percata de que efectivamente existe una verdad sobre las cosas que se conoce mediante los sentidos y la cual es víctima constante del devenir, pero además, se postula frente a un conocer inmaterial, inmóvil, e ingénito; que es primer motor y anima lo inanimado de la materia. En Platón, las verdades de las cosas se conocen a través de las esencias, las cuales se encuentran en la ideas que existen en sí mismas:
“Porque nunca el alma que no haya visto la verdad puede tomar figura humana. Conviene que, en efecto, el hombre se dé cuenta de lo que le dicen las ideas, yendo de muchas sensaciones a aquello que se concentra en el pensamiento. Esto es, por cierto, la reminiscencia de lo que vio, en otro tiempo, nuestra alma, cuando iba de camino con la divinidad, mirando desde lo alto a lo que ahora decimos que es, y alzando la cabeza a lo que es en realidad.”[8]
En este cita, Platón menciona que el conocimiento de la realidad no se adquiere a través de la experiencia percibida por los sentidos, sino que se aprende por medio del alma que es la única capaz de percatarse de aquello que los sentidos no pueden captar: su esencia. ¿Cómo puede el humano tener concepción de ideas de valor como la Justicia si esto no se percibe mediante los sentidos? En Platón estas ideas que existen fuera de lo corpóreo y se justifican a sí mismas las denomina Formas. Las Formas son la base por medio la cual construimos conocimiento de las cosas ya que mediante estas Formas ideales participan las cosas materiales y se logran reconocer a través de la anamnesis del alma[9]. Cuando nos referimos a conocer la esencia de las cosas estamos hablando de conocer su Forma universal e intemporal. Platón indica que esta realidad solamente puede ser conocida mediante el alma la cual ya ha visto todo en el mundo de las ideas y puede lograr recordar las Formas mediante la reminiscencia.
La hipótesis que Platón propone sobre la anamnesis o reminiscencia se encuentra justificada en el diálogo del Menón. Allí se lleva a cabo una actividad en donde Sócrates evidencia la adquisición o el recuerdo de cierto conocimiento geométrico, que un esclavo sin educación matemática logra deducir después de una serie de preguntas hechas por Sócrates.
Existe conocimiento innato ya que, de la misma manera en que se puede deducir por méritos propios que un triangulo tiene 3 lados y sus ángulos siempre suman 180 grados, sea cual sea la ocasión y época histórica, Platón afirma que hay opiniones verdaderas que se tornan conocimiento por medio de la interrogación hasta llegar a su deducción.
Esto se debe, según Platón, a que el alma humana carga consigo conocimiento previamente obtenido del mundo inteligible cuando dicha alma se encontraba fuera del cuerpo. El alma siempre tienen posesión de la verdad de las cosas y al ser inmortal, lo único que necesita el humano hacer, es recordar lo que ya vivió su alma en vidas pasadas; por eso conocer y recordar es lo mismo para Platón. Además, justifica la trascendencia de las Formas las cuales deben de tener existencia fuera de lo mundano. Por lo tanto, la adquisición de conocimiento se encuentra ligado al recuerdo de vidas pasadas del alma. Platón en sus distintas obras insiste que las Formas tienen una realidad fuera del ámbito material que son inmutables y eternas, ¿sino de que otra manera podrían conservarse para después ser adquirirlas en la vida presente del humano?
El mundo de las ideas o mundo inteligible que propone Platón también lo fundamenta con planteamientos pitagóricos. Los pitagóricos sostenían que el mundo material existe gracias a una realidad de trasfondo la cual es numérica. Al igual que los pitagóricos, Platón coloca dicha realidad corpórea en segundo orden respecto a la realidad del mundo de las ideas, ya que lo Perfecto de la idea de perfección existe solamente en las Formas. Guthrie menciona que no podríamos comparar dos acciones morales en relación con un valor como Justicia si no tuviéramos un criterio de referencia como las Formas, por lo que habría sido imposible adquirir por mera observación de las acciones humanas una idea perfecta de la Justicia[11]. Por ello, Platón sostenía que el conocimiento de lo imperfecto no podría originar el conocimiento de lo Perfecto, y, estaba convencido de que las ideas tienen su existencia incorpórea similar a la existencia de los números. El mundo inteligible planteado es importante para comprender la dialéctica de Platón.
Recapitulando, a Platón le tocó vivir una revolución cultural que dio nacimiento a una nueva técnica de comunicación. Él no estaba satisfecho con lo profesado por la oralidad poético-mimética y la veía como un mal ejemplo para los ciudadanos de su polis. Se percató de cómo los griegos simplemente imitaban comportamientos que se habían transmitido por generaciones basados en poemas y opinaba que el hombre debería de preguntarse el porqué de sus acciones y no simplemente imitarlas. De la misma manera, los sofistas maestros de la oralidad retórica, convencían a las masas hacia un proceder que para Platón carecía de moralidad y conocimiento. Los sofistas poseían el arte de la oralidad, pero sus enseñanzas carecían de formas de valor, por lo que no enseñaban moralidad alguna a los ciudadanos. Debido a estas carencias culturales evidenciadas en dichas técnicas de comunicación oral, aconteció una técnica que logró solventar dichas carencias: la oralidad dialéctica. Por la preocupación del filósofo sobre los valores morales, su sistema tiene como guía una perspectiva de carácter ético, así como, una guía de carácter epistémico por su preocupación por alcanzar el conocimiento objetivo. La oralidad dialéctica es la síntesis entre los otros dos tipos de oralidades, pero además, Platón tuvo que enfrentarse con una variable más en la revolución cultural de su época: la escritura.
Existe una razón esencial por la cual la filosofía de Platón está expresada en diálogo y no en prosa como la mayoría de los filósofos. Platón desconfiaba del lenguaje escrito, incluso en la academia la enseñanza filosófica estaba inclinada a la oralidad. Platón ejemplifica su desconfianza sobre la escritura mediante un mito egipcio que cuenta en el diálogo del Fedro. El mito se basa en el encuentro entre una divinidad llamada Theuth y el rey de Egipto Thamus. Theuth fue quien descubrió varias artes y saberes como los números, ciertas matemáticas, la astronomía, pero sobre todo las letras. El mito cuenta que Theuth le presentaba los saberes a Thamus para elegir cuales compartir con los habitantes de su reino.
Respecto a las letras, Theuth dice que hará más sabios a los egipcios “(…) pues se ha inventado como un fármaco de la memoria y de la sabiduría”[12]. A lo que Thamus le respondió que simplemente es una apariencia de sabiduría y no la verdad de las cosas, y que lo que producirá en las almas es descuidar la memoria pues “(…) fiándose de lo escrito, llegarán al recuerdo desde fuera, a través de caracteres ajenos, no desde dentro, desde ellos mismos y por sí mismos”[13].
Platón acepta la importancia del lenguaje escrito debido a que ayuda a recordar y transmitir conocimiento, pero considera que solamente brindará la apariencia de sabiduría. Tiene la misma desconfianza con la mímesis de la oralidad poética y considera que los ciudadanos simplemente replicarán lo visto sin la vivacidad que conlleva la oralidad. Por lo tanto, la razón esencial por la que Platón escribió en diálogos fue para intentar encapsular o captar lo posible de la expresión oral; al intentar representarla mediante una conversación teatral y filosófica en la escritura dialógica.
En conclusión, considero que la dialéctica de Platón contiene un método y también una esencia. En ella conlleva tanto su teoría del conocimiento junto con su metafísica. El método dialéctico consiste en captar la multiplicidad de las cosas sobre una visión de conjunto para de esta manera llegar a la universalidad de la idea o Forma: su esencia. Recíprocamente, el método consiste en dividir la idea en sus conceptos singulares sin perder la relación con la objetividad de la idea principal. Si nada más contáramos con un método caeríamos en replicar la retórica sofista, por eso la constante preocupación moral de Platón hacia las Formas perfectas como lo Justo; para unificar la idea y darle carácter de universalidad junto con una carga moral que sirva de guía. El método dialéctico de Platón converge en un sistema metafísico en su teoría de las Formas, me refiero a su teoría de un mundo inteligible, un lugar en donde existen las ideas perfectas de las cuales participan las demás. Aquí se da la unión entre el conocimiento de las verdades inmutables y lo efímero del acontecer material. Por lo tanto, la dialéctica no es solamente un método de deducción racional de las Formas, sino que además es un método de ascenso del conocimiento de lo sensible a lo inteligible. La esencia de la dialéctica se manifiesta a través del método dialógico con el que Platón escribe sus obras, ya que, consciente de la perdida de vivacidad que se da del paso de la oralidad a la escritura, intenta replicar aquello de la oralidad que para él consiste el filosofar: dialogar eternamente mediante la interrogación alrededor de su objeto de estudio: La Verdad.
Bibliografía
Reale, Giovanni, En búsqueda de la sabiduría secreta, tr Roberto Heraldo Bernet, Barcelona, Herder, 2002, 371 pp.
Platón, Diálogos II. Menón, tr., J. Calonge Ruiz, E. Acosta Méndez, F.J. Olivieri, J.L. Calvo, Madrid, Gredos, 1992, 461 pp.
Platón, Diálogos III. Fedro, tr. C. García Gual, M. Martínez Hernández y E. Lledó Íñigo, Madrid, Gredos, 1988, 413 pp.
Lesky, Albin, Historia de la literatura griega, tr. José Ma. Díaz Regañón y Beatriz Romero, Madrid, Gredos, 1989.
Guthrie, W.K.C., Historia de la filosofía griega. Tomo IV, tr. J. Rodríguez Feo, Madrid, Gredos, 1988, 522 pp.
[1] Reale, Giovanni, En búsqueda de la sabiduría secreta, tr Roberto Heraldo Bernet, Barcelona, Herder, 2002, p 55.
[2] Reale, Giovanni, En búsqueda de la sabiduría secreta, tr Roberto Heraldo Bernet, Barcelona, Herder, 2002, p 62.
[3] Guthrie, W.K.C., Historia de la filosofía griega. Tomo IV, tr. J. Rodríguez Feo, Madrid, Gredos, 1988, p. 237
[4] Lesky, Albin, Historia de la literatura griega, tr. José Ma. Díaz Regañón, Gredos, 1989, p.563
[5] Platón, Fedro, 265 d.
[6] Platón, ibid., 266 a.
[7] Lesky, Albin, Historia de la literatura griega, tr. José Ma. Díaz Regañón, Madrid, Gredos, 1989, p.563
[8] Platón, ibid., 249 c.
[9] Platón, ibid., 248 a — 249 d.
[11] Guthrie, W.K.C., Historia de la filosofía griega. Tomo IV, tr. J. Rodríguez Feo, Madrid, Gredos, 1988, p. 245
[12] Platón, Fedro, 274 e.
[13] Platón, ibid., 275 a.